“Me afectó mucho jubilar durante la pandemia. El curso me permitió socializar con personas de diferentes edades, fue una buena experiencia en un momento difícil. Aprendimos la importancia de promover la Soberanía Alimentaria, recolectar semillas, sembrar en la casa y a la vez compartir el conocimiento. Reflexionamos de cómo el modelo ha impactado en nuestra alimentación. La metodología de enseñanza nos permitió a todas interactuar. Estoy maravillada con esta experiencia y que podamos seguir juntas”.

"Antes consumía pocas verduras, estaba con sobrepeso y me tenía que cuidar, porque me debo operar de la cadera por artrosis. Mejoró nuestra calidad de vida porque empezamos a comer más sano. Los talleres en medio de la pandemia me sirvieron como terapia. Para mí fueron una salvación, estaba muy encerrada, vivo sola con mi esposo. Tuve que aprender a conectarme por internet, por zoom, para hacer los cursos. Luego nos empezamos a encontrar presencialmente. El hecho de conversar con otras mujeres y aprender juntas me ayudó mucho. La experiencia de participar de los talleres me ha dado más vida. Eran espacios también para hablar del encierro, crear relaciones”.

“Los talleres de EPES nos entregaron herramientas para compartir lo aprendido sobre alimentarse de manera saludable y a valorar los huertos, ponerlo en práctica en nuestras comunidades educativas y en la propia casa. Los talleres alimentaron esta necesidad personal de enseñarle a otros. La metodología de los talleres permite que todos compartamos información, nuestras experiencias, es fascinante aprender así. También fue impactante leer el etiquetado de los productos ultraprocesados, la cantidad de azúcar que se consume sin que las personas se den cuenta; y analizar las estrategias de la industria para vender más, por ejemplo el regalar juguetes en los cereales para enganchar a los niños”.