“En la Escuela Internacional aprendí mucho sobre las metodologías de Educación Popular, los determinantes sociales de la salud, pero lo más importante que aprendí es que como mujer migrante tengo derechos. La Escuela me ayudó a vencer todo el miedo que tenía y saber que tenemos que luchar por el derecho de vivir en paz. Quiero ayudar a las personas migrantes que llegan a Chile a perder el miedo a organizarse para exigir sus derechos”.

“Doy gracias a las ancestras y al universo por permitirme vivir esta experiencia, a las compañeras que con su amor, cariño y sabiduría logramos relacionarnos como hermanas. Gracias por los conocimientos compartidos. Sin duda un revolcón de pensamientos. La Educación Popular me cambió la vida, la percepción de investigación y activismo, la de sociología y la de los pueblos. Estaba buscando una respuesta hace unos meses y encontré la respuesta en la Escuela Internacional. A las hermanas negras con las que compartí, mil gracias por querernos y abrazarnos. No estaremos solas nunca más. La lucha es transfronteriza”.

“De Chile volví a Nicaragua con una maleta de herramientas educativas muy importantes para seguir fortaleciendo mi trabajo en mi país. El proyecto que elaboré en la Escuela Internacional busca mejorar la calidad de vida de las mujeres viviendo con VIH en Masaya, a través de una alimentación saludable. Las mujeres con VIH, por efecto secundario del tratamiento retroviral, sufren mucho de lipodistropia, concentración de grasa en una parte del cuerpo, pero si además tienen un desorden alimenticio empeora su salud. La Educación Popular debería implementarse en todos los ámbitos y en todos los niveles, comunitario e institucional, porque es una herramienta transformadora”.

"Con lo aprendido en la Escuela Internacional de Educación Popular en Salud podremos mejorar el trabajo con las comunidades de inmigrantes en Estados Unidos, porque el modelo de capacitación de EPES nos permite construir colectivamente conciencia respecto a la realidad que vivimos e impulsar las transformaciones por una vida digna. Trabajamos para erradicar la violencia de género, el tráfico humano y el matrimonio forzado de mujeres latinas, en un país donde el principal problema que enfrentamos es la persecución migratoria. Me llevo muchísima gratitud y energía de Chile".

"Trabajo en una comunidad de Madagascar que tiene muchos problemas de salud y violencia de género. Los hombres concentran todo el poder, mientras las mujeres no saben que tienen derechos y pueden ser líderes en sus organizaciones. En la Escuela Internacional de EPES aprendí que la Educación Popular se puede aplicar en todos los lugares y en todo tiempo, y con sus metodologías generar conciencia crítica para transformar nuestra realidad. En Chile, me impresionó la fortaleza y el compromiso de las mujeres, en particular de las monitoras de salud, capacitadas por EPES, en su lucha por una vida digna".