Claudia Korol: “El desafío del feminismo es mantener su autonomía”

Por Isabel Díaz Medina, periodista  
Coordinadora de Comunicaciones de EPES

La educadora feminista argentina Claudia Korol, integrante de Pañuelos en Rebeldía y de la Red Feministas del Abya Yala, visitó Chile para participar de la XII Escuela Internacional de Educación Popular en Salud, organizada por Fundación EPES, desde el 15 al 25 de enero en Santiago y Concepción.

Korol impartió el Taller “Educación Popular y Pedagogías Feministas” a las y los participantes de la Escuela Internacional y a representantes de organizaciones de feministas en un diálogo abierto, reflexivo e inspirador en torno a las opresiones del modelo patriarcal y su impacto en la vida de las mujeres, territorializando las experiencias desde la exploración de los sentidos y de los sentires a través de dinámicas y trabajo colectivo.  

Para la educadora argentina las violencias son formas de organizar la dominación ya sea capitalista, patriarcal o colonial. En el espacio, abordó la pedagogía popular feminista como una herramienta de lucha contra las opresiones, que no actúa como límite, sino como apertura. “Es una manera de mostrar una posición en la batalla cultural, que cuestiona al conjunto de relaciones de poder”.    

En medio de preguntas e intervenciones, Claudia Korol relató experiencias y prácticas colectivas y populares de resistencia en la región que buscan la transformación y la liberación de diversas agresiones del modelo imperante a partir de la educación popular -tendiente a entender cómo funciona la sociedad y hacerle frente a las injusticias como sujetos históricos-, al tiempo que reflexionaba sobre las memorias y trayectorias de esas comunidades. Su relato da cuenta de los largos años de recorridos por América Latina asistiendo a encuentros y procesos participativos de reflexión con mujeres en pequeños y grandes pueblos, donde ha reconocido haber comprendido el valor de la memoria histórica en la construcción de sujetos colectivos. 

En esta entrevista, la investigadora critica las políticas de cooptación hacia los movimientos populares y feministas desde los gobiernos para la domesticación y el control de las rebeldías.

-¿Cómo dialoga la Educación Popular con la Pedagogía Feminista? 

-Es un proceso que se fue construyendo entre muchas compañeras que estábamos activando en espacios feministas y que veníamos realizando históricamente educación popular. Entendemos, que no se puede hacer educación popular siendo una pedagogía de la resistencia de las emancipaciones sin pensar que una de sus dimensiones importantes es la feminista. Entonces, la manera en que dialoga es a partir de las prácticas concretas que venimos realizando, de su teorización y de las maneras en que podemos entender las luchas emancipatorias con una dimensión antipatriarcal, anticapitalista y anticolonial. 

-Cuéntanos más de esa experiencia y como se ha ido ampliando en la práctica. 

-Soy parte de una red de colectivos feministas: Red Feministas del Abya Yala, que una de las fuertes dimensiones de construcción tuvo que ver con la pedagogía feminista, con diálogos de saberes, con experiencias de sistematización de nuestras prácticas, también para ir reconociéndonos en nuestra memoria, en nuestra identidad, en nuestras formas de intervención social. 

Nuestro origen tiene que ver con espacios de educación popular y feminista realizados en conjunto con distintas organizaciones, algunas de ellas mixtas. Fue un proceso de creación colectiva de conocimientos y ahora en un momento en que se expandió tan fuertemente el feminismo, a partir de las luchas por el derecho al aborto y ‘Ni una menos”, hay nuevas generaciones que se incorporan a la lucha feminista y para ellas uno de los aspectos fundamentales de su formación tiene que ver la pedagogía feminista. 

-¿Cómo ves los feminismos en la región, estando en el epicentro de la marea verde en Argentina?

-Es muy alentador para los pueblos el crecimiento tan importante de la lucha feminista en todos los territorios y que atraviesa distintas generaciones. En el feminismo nos encontramos las que tenemos más años de lucha popular y de lucha feminista y chicas jóvenes que son sus primeros pasos en estas batallas y en esta marea, que -por supuesto- renuevan y revolucionan la propia experiencia feminista. 

Hay un antes y un después de esta fuerte incidencia del feminismo porque llegó desde los sectores populares más diversos, de allí donde decían que no había posibilidad de lucha feminista hoy están organizadas las mujeres y las disidencias, hasta lugares institucionales. Se han modificado leyes que benefician a las mujeres, es mucho más lo que nos falta de lo que hemos logrado, pero hemos confirmado que sí es posible hacer una transformación muy profunda de las estructuras patriarcales y ponernos a la ofensiva, en la primera línea de resistencia del poder popular. 

-¿Cuáles son los desafíos de los feminismos en América Latina? 

-Uno de los desafíos tiene que ver con cómo organizar la defensa de la vida en todas sus dimensiones. Hay algunos feminismo que se han quedado en una agenda con solo algunos ejes importantes. Hoy hablamos de la defensa de la tierra, del territorio, del agua, de los ríos, de las luchas contra las políticas extractivistas, que no solo los gobiernos de derecha las llevan adelante sino muchos de los gobiernos que se dicen progresistas, por descolonizar las sociedades y la política. Me ha impactado mucho después de haber vivido con cierta expectativa la llegada del gobierno de Gabriel Boric que haya terminado militarizando la Patagonia y que haya respondido con la prisión de líderes mapuches cuando se espera, como también del gobierno de Argentina, se construya una propuesta en base a un diálogo intercultural con los distintos pueblos. 

El feminismo aporta una mirada y tiene que hacerlo más aún, construyendo más fuertemente su autonomía. Ese es otro desafío importante, porque la tentación de depender del presupuesto oficial y de las secretarías de Estado muchas veces cooptan a los movimientos que fueron muy radicales en su rebeldía. Construir autonomía, con una mirada descolonizadora de la realidad, no quedar encerradas en lógicas neoliberales, sino ampliar la posibilidad de revolucionar las estructuras sociales, modificar las políticas de subordinación de las empresas transnacionales, que tienen una apuesta que destruye la naturaleza y la vida de las poblaciones, me parece que es uno de los temas muy importantes que necesitamos dialogar. 

Lo otro es acompañar este crecimiento tan importante y tan masivo del feminismo con procesos de formación, es decir no puede ser un entusiasmo de un momento, sino que tenemos que construir procesos duraderos. 

-Tú has dicho que no puede haber socialismo sin feminismo. ¿Esa radicalidad está impregnada en los movimientos feministas en la región, junto con declararse antipatriarcal, son anticapitalistas y antirracistas?

-Hay diversos movimientos, algunos tienen más claramente definidas las dimensiones de las violencia del sistema y otros están pensando en cómo mejorar la ubicación de las mujeres dentro del sistema de múltiples opresiones, ganar un espacio en los parlamentos, en los gobiernos. Sin desmerecer la lucha que puedan dar algunas compañeras en esos espacios, a mi entender, se pierde la dimensión del conjunto de opresiones que se viven y se limitan. Por ejemplo, una dimensión que está poco trabajada es la antirracista. Muchas compañeras feministas que incluso pueden tener un nivel de cuestionamiento al capitalismo no ven la lucha antirracista como una lucha central y eso en nuestro continente después del exterminio de los pueblos originarios, de los pueblos negros, afrodescendientes es recortar mucho la mirada respecto de lo que hay que transformar y es peligroso para el proyecto emancipatorio que tiene que trabajar la dimensión antirracista y anticapitalista, no basta con una mirada antipatriarcal. 

-¿Se hace más urgente esa mirada antirracista por los flujos migratorios en la región, donde la discriminación se manifiesta más crudamente? 

-Una forma encubierta del racismo es la xenofobia. En la medida en que los pueblos se vienen empobreciendo por las políticas neoliberales crecen los discursos basados en la xenofobia, la discriminación del migrante y de un nacionalismo estrecho que solo lleva a políticas de violencia y de guerra para defender fronteras generadas por el colonialismo y por las políticas de conquista. 

Si además los feminismo trabajan la dimensión de la lucha por la paz, por ejemplo, que fue histórico de los feminismos y del internacionalismo, necesariamente se tiene que pensar en un mundo donde discutamos incluso el concepto de migrante. Hay gente que no está cruzando fronteras o viniendo desde un lugar extranjero, sino caminando nuestros territorios del Abya Yala de un lado y de otro, por pueblos originarios que habitan históricamente más de un país. Los estados nacionales han sido impuestos como formas de la construcción de las burguesías y del capitalismo local. La lucha antirracista y anticolonial necesariamente tiene que pensar que somos todos habitantes de estos pueblos, que son plurinacionales. 

-¿A qué te refieres cuando hablas de la importancia de la corporalidad en nuestras luchas de emancipación?. 

-Una de las cosas que fuimos aprendiendo en general en la lucha popular y en particular en la lucha feminista es la necesidad de pensar el lugar del cuerpo como primer territorio. Nosotras decimos que defendemos los territorios tierra, y que el cuerpo de las mujeres es un primer territorio que hay que cuidar, sanar, defender de todas las violencias que nos destruyen, tanto la violencia física directa patriarcal, que se expresa en los feminicidios, hasta la violencia de nuestra salud, causada por las políticas extractivistas, cada vez crecen más los abortos espontáneos, el cáncer y distintas enfermedades, que tienen que ver directamente con la contaminación de los ríos, de la tierra. 

Entonces, cuando hablamos de poner el cuerpo en las luchas estamos también diciendo que necesitamos cuerpos sanos, que no son resultado de la magia, ni siquiera de irse a un lugar de cuidado individual, sino tienen que ser políticas de los movimientos y de las comunidades, y por supuesto debería ser política estatal, pero hay que hacerlo también con autonomía. Si el Estado nos está agrediendo, nos está atacando y está destruyendo nuestras vidas, tenemos que impulsar fuertes políticas de cuidado y defensa de la salud y de la vida.

-En esta misma línea, una frase memorable de tu taller en la Escuela Internacional de Fundación EPES fue: “La solidaridad tiene que poner el cuerpo”.

-Si, es algo que también hemos aprendido. No basta con un papelito que diga estamos con ustedes, tenemos que estar con las personas, a veces un abrazo en el momento necesario transmite más fuerza que cualquier palabra. En ese sentido, también se vuelven los cuerpos como murallas frente al ataque y la violencia de los depredadores de la vida. 

En cualquier situación de lucha, de resistencias, de rebeldía o de creación popular es importante que quienes queremos acompañar, acuerpar esas luchas estemos presentes poniendo lo que tenemos, que es nuestro cuerpo y nuestra vida. 

-Conociste a Paulo Freire en los 90’, y en el taller rememoraste una de sus frases referidas a la importancia de la esperanza en las luchas. ¿Qué tan influyente ha sido Freire en tu trabajo? 

-Fue muy emocionante conocer a Paulo Freire, lo conocí porque él fue parte de una experiencia que hicimos con varias organizaciones y personalidades de América Latina que fue la revista América Libre. Freire fue parte del consejo de redacción, Frei Betto el director de la revista y yo secretaria de redacción. Tuve la oportunidad de entrevistarlo, fue muy emocionante, acababa de publicar el libro “Pedagogía de la Esperanza”. 

Contaba hoy revisitando la “Pedagogía del Oprimido”, que Freire me dio sobre todo una gran enseñanza en cuanto las razones por las cuales los pueblos necesitan de la esperanza para poder hacer fuertes sus luchas. Ningún pueblo lucha si no tiene esperanza de vencer, si piensan que una batalla está perdida no se van a inmolar. Para mí fue muy importante ese optimismo que tenía Freire, que no era un optimismo bobo, sino basado en conocer la dinámica de los pueblos y la lucha popular, también su denuncia de todos los dogmatismo que suelen tener los pensamientos revolucionarios y que llevaron a que muchos izquierdistas crean en el discurso del fin de la historia en un momento de triunfo del imperialismo y del capitalismo. Fue emocionante conocerlo, yo ya hacía educación popular, me dio alegría y me dejó lecciones imborrables. 

-Para terminar, otra de tus frases de hoy en el taller y que nos gustaría pudieras profundizar: “Sin afecto no hay lucha” .

-Sin afecto nadie se lanza a la lucha solo por una racionalidad que por muy lógica que pueda parecer siempre está también controlada por miradas coloniales. Nosotras, sobre todo las mujeres, nos lanzamos a la lucha contra las estructuras de opresión y de dominación porque nos sentimos acompañadas. Nadie lucha sola, si lo hace es muy posible que sea una lucha corta. 

Tenemos luchas que condicionan mucho nuestras maneras de vivir. Solamente tomar conciencia de la violencia machista y racista en nuestras vidas, muchas veces, nos producen desgarros y dolores muy grandes, y seguir luchando requiere de mucho abrazo que nos contenga cuando decaemos, cuando sentimos que no podemos más. 

El abrazo no tiene que ser un gesto fortuito, el abrazo surge del sentirnos compañeras, acompañadas, amigas. La amistad entre mujeres es una dimensión que también tenemos que recuperar. 

Todas las compañeras que han sido grandes revolucionarias, desde Rosa Luxemburgo hasta Berta Cáceres, vivían rodeadas de amigas que las sostenían, que iban con ellas a los territorios, a las que podían consultar en confianza sin miedo de mostrar sus momentos de decaimiento. La lucha se sostiene sobre la base del afecto, de la confianza que nace del cariño, de saber que no somos heroínas, ni grandes lideresas que no tienen sentimientos, sino que somos mujeres movidas por compromisos afectivos no solo con las personas cercanas sino con nuestros pueblos, eso es fundamental para darle horizonte a nuestras luchas.